Vivir

Vivir es cantar bajo la lluvia mientras la memoria evoca los paisajes de otros cielos. Quizás no soy la misma voz de otras lunas, pero sí el corazón que resuena más fuerte con sus melodías.

Soy mi cuerpo que baila los sonidos estridentes y el alma que danza las notas exquisitas.

Soy mi rostro que se conmueve, que sonríe, que llora, que canta.

Soy mis piernas que caminan entre las multitudes, en la comunión de extraños que se reconocen al unísono, que saltan de euforia, que corren al ritmo de las ondas sonoras.

Soy mis manos que interpretan los versos que acompañan las historias vividas, los sueños cumplidos, las esperanzas tejidas, las caricias regaladas, las calles recorridas, los amores viscerales y los desamores sin temores.

Soy mi piel que siente el calor del gozo, de los cuerpos espontáneos, de las formas desinhibidas, pero también soy esa piel que siente el frío cuando todo pasa; eso también es un signo de vivir.

Soy ese todo que no deja de ser al ritmo de la música, ese que alguna vez fue soluble, pero que se compacta por todo lo que es.

Soy las letras que viven en el alma, esa sustancia que nunca podrá ser arrebatada.

Soy quien nunca dejará de cantar, de bailar y de escribir para vivir.


                                                            Cass de Açaí




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Vivir para escribir